Cuando los años pasan y el reloj de la vida nos pide parar, por más que estemos haciendo lo que más amamos, llega un momento en donde debemos decidir si seguir o no. Al parecer, ese es el dilema por el que está pasando Luis Suárez, quien ayer se despidió de la afición de Gremio –para variar, anotando el gol del triunfo sobre el Vasco da Gama para rubricar la clasificación a la Copa Libertadores 2024– y cuando finalice el Brasileirao –la próxima semana, cuando visiten a Fluminense– será agente libre. Con 36 años a cuestas, el delantero uruguayo sigue rompiendo redes como en sus mejores días en Europa, pero eso no significa que esté del todo bien.
Tras la emotiva despedida ante las más de 50 mil almas que colmaron el Arena do Gremio, el ‘Pistolero’ conversó en exclusiva con 100% Deporte de su país y reveló detalles inéditos sobre el mal que aqueja, el cual es provocado por su rodilla maltrecha. Si bien cuando lo vemos en el área sigue teniendo esa inventiva que lo llevó a convertirse en uno de los mejores delanteros del mundo y quizás el mejor futbolista de la historia de Uruguay, necesita infiltrarse para sentirse mejor.
“Lo que siento es un pinchazo constante en la rodilla. Por suerte no me genera líquido porque no podría ni moverla, pero se me traba y no la puedo ni doblar. Los días antes de cada partido me tomo tres pastillas y horas antes de jugar me inyectan un Voltarén (antiinflamatorio y analgésico). Si no, no puedo jugar. De ahí la renguera”, confesó en el programa de Radio 890 Sport.
Luis Suárez no solo relató lo que vive dentro del terreno de juego, sino también lo que pasa en su día a día en su casa, junto a su familia. El dolor que padece es tan grande que a pesar de los analgésicos que toma, a veces no puede ni jugar con su hijo. Del mismo modo, comentó que posiblemente en un futuro, cuando ya esté retirado, no pueda ni siquiera jugar con sus amigos.
“Ahora puedo soportar esta artrosis, pero tengo que pensar que en cinco años capaz no puedo jugar al fútbol 5 con mis amigos. La verdad es que los primeros pasos de la mañana son muy dolorosos. El que me ve piensa que es imposible que juegue un partido. Mi hijo me pide para jugar con él y no puedo”, agregó.
Más allá de como se viene sintiendo físicamente, la intención de Luis Suárez es seguir jugando, pero no solo por su profesión, sino porque tiene hambre de pelear por títulos. Dicha virtud, la misma que lo ha llevado a tener un palmarés envidiable tanto a nivel de clubes como en la ‘Celeste’, está intacta. Esto quiere decir que, si finalmente termina yéndose al Inter Miami, no será para pasar unas vacaciones en la MLS.
“Mi deseo hoy es vivir el día a día y disfrutar lo que estoy viviendo. Si voy a un club es para ganar, sino me retiraría. Soy cabeza dura y quiero seguir disfrutando de jugar al fútbol que es lo que más me gusta”, reflexionó el máximo goleador de la Selección de Uruguay, con 68 tantos.