Mide 2 metros
Eduardo Romay, la promesa del vóley peruano
Su altura fue el perfecto cómplice para iniciar su carrera como voleibolista, aunque lo intentó varias veces con otros deportes.
Desde un poderoso remate que llevó al Perú en alto, hasta los estereotipos diarios con el que tiene que lidiar. Sí, ese es Eduardo Romay; nuestro capitán de la selección peruana de vóley masculino. Su altura fue el perfecto cómplice para iniciar su carrera como voleibolista, aunque lo intentó varias veces con otros deportes; su corazón y carácter, le dijo: “este deporte es”.
Sus padres también lo intentaron, su madre nadadora y su padre basquetbolista soñaban con un atleta más en la familia, pero el carácter de Eduardo no congeniaba con ningún deporte. Hasta que un día, como caído del cielo; el padre de Eduardo conoció al entonces entrenador de la Selección peruana de vóley masculino, Antonio Pérez; y le dijo si le interesaba un adolescente de 1.90. Y así nació Eduardo, la promesa del vóley peruano. “Fue amor a primera vista”. Su carácter es fuerte, no le gustaba que le griten o den órdenes y llegó la disciplina que lo hizo.
Estuvo 3 meses frente a la pared practicando saques y recepciones; así que ese fue el indicador para dedicarse a este deporte y así transcurrieron 11 años. La pasión, disciplina y respeto hacia este deporte fue crucial para el crecimiento de todo el equipo; unir a 18 personas los cuales compiten diario por ser del equipo titular, con caracteres diferentes y fuertes, con aspiraciones individuales fueron uno de los tantos retos que tuvo que afrontar como capitán; acoger a todos y hacer crecer un equipo no es nada fácil, pero Eduardo Romay lo logró. Hay un “Antes y Después” de Cristo y también de Gala según Eduardo.
El cambio de técnico fue muy fuerte, retador; dejar de ver este deporte como hobbie, para destacar e ir enfocados a los Panamericanos. El vóley masculino es más salvaje, dinámico y entretenido”. Su posición central y su técnica en el bloqueo fue ideal para sumar puntos a la sección, junto a su actitud de liderazgo.
Al no clasificar a Tokio 2020, los comentarios negativos y positivos llegaron al equipo. Eduardo supo manejar la situación y animar a sus compañeros para seguir con su objetivo “París 2024”. Pero no ha sido lo único con lo cual han tenido que lidiar, el covid-19 lo azotó en cuerpo y alma, se contagió del virus y tuvieron que volver hacer una pausa a sus entrenamientos. No ha sido fácil incorporarse; su cuerpo debe volver a aclimatarse, su alimentación, su físico y nivel psicológico el cual afecta a cada uno personalmente y fue todo un proceso. La pandemia no solo trajo lo malo al equipo, también ayudó a Romay a poder adentrarse en las redes sociales y así, sin darse cuenta, hacerse más conocido. Eduardo pasó a ser el capitán del vóley masculino a ser el tiktoker del momento. Su simpatía y carisma con su familia hizo que más gente lo siga y obviamente, con su gran protagonista la “Tía Patty” quién fue partícipe de su primer video viral. De 20 mil seguidores a 100 mil en un día fue el empujón que él necesitaba para dejar la fachada de capitán fuerte y líder, a pasar a tiktoker e influencer.
La exposición en redes sociales ha tenido sus ventajas y desventajas; llegaron con fuerza los comentarios denigrantes hacia él y su equipo como: “El vóley es para mujeres”, “Sau”, “Juega futbol, es para hombres”, entre otros; dejó de lado su carácter divertido y elocuente para poner las cartas sobre la mesa, hablar fuerte y claro. El problema social que existe detrás de un comentario negativo a jóvenes repercute en su miedo al practicar algún deporte estereotipado por nuestra sociedad.
Muchos no quieren seguir entrenando por miedo al qué dirán, no solo recibes comentarios despectivos; sino también se ve afectada la personalidad y carácter del posible jugador al cual lo critican, no por su desempeño en la cancha, sino por lo que representa ser jugador de la selección de vóley masculino. No es solo físico, sino también psicológico por lo cual se debe cuidar, en este caso, al deportista. Tantos deportistas desde futbolistas reconocidos como Leonel Messi hasta atletas como Simone Biles que tuvieron que dejar momentáneamente su deporte por los comentarios sobre el desempeño, el cuerpo, la orientación sexual, entre otros problemas que aquejan desde siempre.
La postura de Eduardo Romay es y será clara: “Se debe cambiar la mentalidad retrógrada de la sociedad”. A pesar de esas situaciones, también se ve y se siente el apoyo de la gente con el equipo. En estos momentos se encuentra jugando en Turquía, una total travesía para él. Vive en una zona muy turística, aunque no es fiestero, se divierte viendo a la gente, contando sus experiencias, sus entrenamientos y más para seguir manteniendo a sus seguidores conectados a pesar de la distancia. Esa es la plataforma donde conocemos el otro lado de Eduardo y nos hace sentir más cerca de él, yo siento que soy su amiga sin conocerlo en persona. Eso es lo que logra Eduardo, la admiración, cariño y respeto de muchos peruanos hacia él, su trabajo y carrera. Y despedimos esta pequeña nota con: “Nos vemos en París 2024, sigan a la selección peruana de vóley masculino que en un tiempito traeremos sorpresas”
Vannia Valdivia
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