Peruanos: ¿Qué nos pasa?

Por Cesar Ortiz Anderson

Voy a comenzar a describir la dramática situación de crisis social, económica, política y moral que gubernamentalmente vivimos sin parangón en la historia de la vida nacional, donde se está poniendo en riesgo el estado de derecho y por ende la vigencia del sistema democrático, donde las indispensables gobernabilidad y gobernanza están muy ausentes; para ello, alzando la voz en este artículo frente la indiferencia de muchos que vienen como integrantes de la comunidad dando espacio con su inercia a la repudiable adulación, inexcusable consentimiento y vergonzoso asentimiento a una gestión política desastrosa que nos está llevando al despeñadero.

Para que se pueda entender mejor lo que quiero decir; voy a valerme de una fórmula señera de hacer entender las cosas; me refiero a una forma narrativa conocida como los cuentos; donde se describen magistralmente situaciones de la vida social -en la que cualquier semejanza; no es casual- porque son situaciones muy parecidas con la realidad y nos dejan mensajes claros; como es el caso escrito por Hans Christian Andersen famoso escritor y poeta danés con una historia titulada “El traje nuevo del emperador”, del que me voy a permitir hacer un resumen, pues, el cuento trata, que  había una vez un emperador que le gustaban tanto sus vestidos, que encargó la confección de un traje nuevo a dos bribones que simularon ser grandes sastres; los mismos que prometieron hacerle un traje con una tela tan especial, que sólo podría ser visible por  personas reconocidas por su dignidad, lealtad e inteligencia; obviamente nadie quería ser rotulado como que no tenían esos atributos, esta hábil maniobra de los estafadores fue difundida a todo el pueblo cuyos moradores no querían aparecer ni como indignos o desleales ante el emperador; de tal suerte éstos incurrieron en una actitud que no se saliera de esa línea maquinada por los bribones, quiénes, se dedicaron acumular el oro y los ricos materiales que solicitaban para su confección falseando la realidad; los asesores del emperador fueron a supervisar como estaban los adelantos del traje, pero sabiendo las “características” del traje y sobretodo las “secuelas” que tendría el no reconocer las bondades del mismo, tuvieron miedo de ser tomados por indignos o tontos y regresaron hablándole al emperador maravillas del traje, lo mismo ocurrió con todo aquél que visitaban a los bribones, igual ocurrió con el propio emperador que no dudo en quitarse sus ropas y “ponerse” el invisible traje, acudiendo a un desfile vestido con sus invisibles telas, que eran alabadas por todo el pueblo que sabían de las “bondades” de la tela; hasta que un niño primero y un borracho después gritaron entre risas lo que veían; es decir, que el emperador estaba desnudo; frente a ello todos los presentes incluido el emperador se dieron cuenta del engaño y el ridículo que habían protagonizado.

Dice un adagio, que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad; yo no soy ni uno ni otro, pero al igual que el cuento, donde nadie quería ver ni decir la verdad, les digo que estamos siendo engañados, lo que sucede es que en los últimos gobiernos la corrupción ha estado presente; ante lo cual, nadie quiere ponerle cascabel al gato; ya sea porque se tiene rabo de paja o techo de vidrio;   y nadie quiere levantar la voz, y si lo hacen con desparpajo es porque tengo que admitir que algunos no tienen sangre en la cara y se pintan sin autoridad moral como incorruptibles, sin serlo.

Ante lo descrito, la pregunta es: ¿Qué nos pasa? que son muy pocos los que se atreven a cuestionar lo evidente que viene afectando los sagrados intereses patrios; por injerencia de un gobierno no preparado  para regir los destinos de nuestro país; que personifica el mandatorio y su entorno gubernamental, aquí no se trata de enfoques racistas o de discriminación como se suele estigmatizar y rotular equivocadamente a quiénes critican al actual gobierno;  pues no se trata de descalificar al gobernante por ser campesino, o por ser profesor de primaria de un pueblo, o por ser un sindicalista básico como ha sido calificado por sus propios adeptos; no señores, porque se puede ser campesino, profesor o sindicalista pero con atributos que le permitan  hilvanar cuatro frases coherentes, que demuestre elemental dominio del lenguaje para poder leer los discursos que le preparan, y no me refiero tampoco al hablar defectuoso, me refiero a la falta de coherencia en sus expresiones, donde dice una cosa y hace otra; lo cierto y lo real es que ya Castillo ha demostrado en estos casi seis meses de una desastrosa gestión, que está muy lejos de reunir el perfil y las condiciones elementales para estar a la altura del nivel de exigencia para ser el presidente de todos los peruanos. Pero la gran pregunta es cómo es que Pedro Castillo ha llegado al poder, como se señala en una entrevista en PERÚ 21 el analista en temas de terrorismo Pedro Yaranga, dice que Castillo surge a la arena política en el año 2017 en una de las protestas más importantes del magisterio y que fue asesorado por gente del CONADE y MOVADEF, posteriormente participaría -y lo dice en condicional- en varias reuniones de esos grupos, luego impedido Cerrón de postular por temas legales vinculados con la corrupción, es que Castillo es escogido para ser el candidato del partido político Perú Libre; y se precisa, que ni Vladimir Cerrón Rojas, ni Pedro Castillo Terrones, tenían en sus planes ganar la Presidencia de la República; por ello el ocultismo fuera de Palacio de Gobierno para poder armar el primer impresentable gabinete y luego designando a muchas autoridades cuestionables, entre otros, con el nombramiento de los trece Gobernadores vinculados a grupos extremistas; está claro que Castillo con estas designaciones está pagando favores y sigue haciendo lo que le viene en gana, usando para ello su escudo de victimización aludido.

Por menos cosas que las que se viene cometiendo durante este gobierno; yo fui

Injusta y calumniosamente investigado y acusado en el año 2003 por tráfico de influencias, cuando fui asesor de dos ministros de Justicia, con cargo ad honorem y adicionalmente asesor del presidente del INPE, quienes me acusaron eran todos internos manipulados por la mafia fujimontesinista y un nefasto narcotraficante, que en el juicio oral admitió, siendo mi principal acusador, que me había difamado; tuve venir al ser requerido por la Justicia desde Estados Unidos a defender mi inocencia, para esto adelantando mis vacaciones me puse a derecho; sin embargo, a pesar de ello fui sentenciado -con una actitud similar a lo narrado en el cuento de líneas arriba por parte de los operadores de justicia, que vieron lo que la realidad no reflejaba- a pena privativa de libertad de 4 años suspendida, sin tener prueba alguna y a base a lo que se conoce como indicios razonables; sin duda era un tema político y no delictivo, pero habían presiones muy fuertes de un sector de una clásica organización política que se arrogaba ser el partido del pueblo, ese injusto episodio mermo mucho mi economía pero no mi moral; ya que en este país no basta la inocencia, hay que tener un buen estudio de abogados, curiosamente la justicia me ha sido hasta ahora esquiva en una demanda presentada hace 23 años por 6.5 millones de dólares contra la entidad que infringió la ley, que era el Banco Financiero hoy Pichincha; reeditándose lo que el cuento del escritor danés destacaba en la historia de los personajes de un pueblo, que utilizaban la ventaja individual, la mentira colectiva ante la inocultable verdad, que nadie quería ver y menos enfrentar como está sucediendo ahora en nuestro querido país: PERÚ gobernado por quienes siendo improvisados en la gubernatura -nos engañan tal como se señala en el cuento de Christian Andersen- y nos están llevando al despeñadero social destrozando nuestro futuro con consignas ideológicas trasnochadas que tienen un negativo referente nacional e internacional de fracaso. 

Cesar Ortiz Anderson

Presidente de Aprosec

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